26 may 2013

ÉL SÍ QUE SABE...

   Por experiencia, había aprendido que en esta tierra, al sexo masculino le gusta alardear de destrezas culinarias, pero una vez que se ponen en faena, usan a las chicas de pinches de cocina. Rara vez recogen  ni  lavan los platos. Y ya no digamos rascar la mugre de las cacerolas ni retornar las cosas a su sitio; el mismo uso tiene para ellos un trapo de cocina que una bayeta. Reservándose la parte creativa de añadir por orden los ingredientes, removerlos y rehogarlos en su justo cronometraje, dejan para ellas la grasa que  salta bajo batuta de palo, más vital que nunca fuera de los cacharros, los desperdicios, el olor a ajo en las manos y entre otros mil tropezones, las migas de pan sobre la mesa. También por experiencia sabía, que nada hacen si no se acompañan de alguna copita de vino o una pinta de cerveza y para no enguachinarse, algo sólido, que se hace necesario de vez en cuando ir abriendo el apetito.


María Romo 


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