1 ago 2013

MicroRelatos y Ludiquezas

DOCE TRABAJOS PARA PASAR EL TIEMPO SIN MIRAR EL ORDENADOR
 

1 Practicar la papiroflexia para poder ofrecer un orogami en flor, una plegaria pentagonal, pajaritas en papel maché, o felicitaciones en forma de mariposa.
2  Emprender un diálogo con tu alter ego cuando se vislumbre ocurrente para que te contagie su buen humor. De ese modo, se cultiva la elocuencia y se realizan ejercicios de dicción.
3  Lustrar los cacharritos de metal arrumbados en casa por si se encuentra en su interior algún genio de esos que otorgan deseos excéntricos.
4  Cubrir de azul terciopelo los recuerdos para que no palidezcan, en un bonito álbum de páginas recicladas en la memoria.
5  Imaginar historias que pudieron haber sucedido y esbozarlas para no olvidarlas si quieres volver a ellas.
6  Aprender a discernir los recónditos deseos del alma de los deberes impuestos.
7  Renovar el repertorio de mentiras para que no se tornen manidas y parezcan viejas.
8 Abandonar de vez en cuando la literatura y dedicarse al arte topiario. Los pájaros lo agradecerán.
9  Perder la vista en una procesión de hormigas y divagar hasta espantar la cordura.
10 Escribir como el que planta un árbol, un caligrama en forma de girasol, panoplia o molinillo de viento.
11 Leer en el fondo de la piscina las huellas de sal como si fuese el poso de una taza de té.
12 Mirar al cielo a través del cristal, los besos que se mandan como pájaros al viento.


María Romo, Microrrelatos y Ludiquezas 


¿Qué es una ludiqueza?
Sopa de letras aderezada con pretensión pseudoliteraria. Un divertimento que tiene su origen más en la intuición que en el intelecto. Residuo pueril que destrona las formas jugando con ellas, liberando la imaginación de corsés y restricciones argumentales e incluso lógicas. Pasatiempo intrascendente.
                                                                                                                       

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